La fauna en Puerto Madryn siempre convive con los turistas. Es el caso de las orcas que son noticia este mes: nacieron dos nuevas crías, según informó la organización Península Valdes Orca Research (PVOR).
Una de esas dos orcas que acaban de nacer es la cría del ejemplar Jazmín, que viaja con sus otras crias mayores: Konke, Enid y Auka.
El equipo de Península Valdes Orca Research junto al personal de Áreas Protegidas de la Provincia del Chubut dio a conocer la novedad. Los guardafaunas Paula Ciraolo y Jorge Martín capturaron imágenes de esta nueva bebé el 13 de abril, ya que son los únicos que están autorizados a estar en la zona. Desde el comienzo de la cuarentena, la Secretaría de Turismo de Puerto Madryn cerró las siguientes áreas protegidas:
La otra una nueva cría está en el grupo de Maga, que habría nacido alrededor de mayo de 2019 y también sería también su sexta cría, según la divulgación de PVOR.
TEMPORADA DE ORCAS
Desde mediados de febrero y hasta fines de abril, unos 30 ejemplares de orcas se acercan a este rincón de la Patagonia argentina para cazar y alimentarse de crías de lobos marinos. Es uno de los fenómenos naturales más espectaculares, que convoca a fotógrafos, documentalistas, científicos y turistas de todo el mundo.
Durante esta época, las orcas empiezan a merodear la colonia de lobos marinos Punta Norte, ubicada a unos 170 kilómetros de la ciudad de Puerto Madryn. Las orcas son atraídas por las crías de lobos marinos de un pelo, que nacidos a principios del verano, recién empiezan a separarse de sus madres y a nadar por su cuenta. El modus operandi de las orcas, que en el caso de los machos llegan a pesar 10 toneladas, se conoce como “varamiento intencional’ y consiste en aprovechar el impulso que les dan las olas, siempre con la marea alta, para lanzarse a las rocas de la costa y así cazar lobitos marinos.
La colonia de lobos puede perder hasta un diez por ciento de la descendencia en bocas de orcas por año, y eso que el pico de la temporada dura apenas entre 10 y 15 días. Por esta razón, y porque los ejemplares no se cuentan de a cientos (como ocurre con los delfines patagónicos, ballenas francas y pingüinos de Magallanes de esta zona), se precisa de mucha suerte y paciencia para poder avistar orcas en el preciso momento del varamiento. Eso sí, el espectáculo paga con creces.